Alimentación globalizada, producción local.

Alimentación globalizada, producción local.

Compramos, preparamos e ingerimos los alimentos sin saber casi nada de su procedencia: ¿cómo se han cultivado?, ¿con qué agua se han regado?, ¿qué pesticidas se han utilizado?, ¿cuántos residuos han generado? La forma de cultivo condiciona la calidad de los alimentos, su contenido en nutrientes y la presencia de residuos peligrosos para nuestra salud y la de nuestra familia.

Para que los alimentos lleguen a nuestra mesa, ¿cuándo se cosecharon?, ¿cuánto han viajado? ¿cuánta energía se ha utilizado al cultivarlos, elaborarlos y distribuirlos? ¿qué impacto genera en el medio ambiente? ¿cómo se han conservado…? Quien consume desconoce las distancias a las que se producen los alimentos y las condiciones de trabajo de quien los produce o cuanto recibe el agricultor por su trabajo.

Ahora nos despertamos con la sorpresa de la procedencia de la mayor parte del aceite de girasol, o del grano con que se alimentan los animales. Esto es así en una economía globalizada. Se aproximan cambios, pero nosotr@s no cambiamos. Seguimos siendo productores, un poco educadores si nos lo permitís, y aportamos nuestro granito a la conservación de l’Horta, la integración de las personas, la cultura y la colaboración entre productores.